Fernando Ruiz, desde la organización del campeonato Xtrem300, nos acerca al mundo de la navegación con roadbook explicándonos cómo se construye una prueba de esta singular modalidad deportiva.
Fuente: Pablo Pillado / Fotos: Xtrem300.
El contexto. Cuando disputamos como pilotos o disfrutamos como espectadores de una carrera de enduro, trial o motocross, todos entendemos que el evento tendrá lugar en un circuito más o menos acotado, con diferentes zonas, pero siempre bien indicado para el inequívoco transcurrir de la carrera. Los pilotos solo podrán acceder a este circuito, antes del pistoletazo, a pie o en bicicleta, para el reconocimiento del mismo y así saber a qué se han de enfrentar cuando tomen la salida. Pero nada de lo expuesto tiene lugar en un raid de navegación a roadbook. Ni el recorrido está acotado o señalizado, ni los pilotos pueden acceder antes de la carrera. Hay una sencilla razón: el trazado es del todo secreto. Hablamos de hasta 300 km de roadbook por día de competición, que pueden discurrir por varios municipios en una misma jornada y abrazando vastas extensiones de terreno. El participante descubrirá el recorrido, una vez tomada la salida, a medida que vaya interpretando cada una de las notas que comprende el referido roadbook, hasta lograr la meta.
Dónde y cómo. La organización se pone en contacto con la alcandía del municipio que aspira a acoger el evento, y que en ocasiones, “son los mismos participantes los que se interesan por que hagamos una prueba en su municipio” nos cuenta Fernando. Con el visto bueno del consistorio y los tracks de la zona que los propios anfitriones les han facilitado, Fernando y su equipo se desplazan al lugar donde se celebrará el evento para realizar el trabajo de campo. “Una vez que la alcaldía nos da el OK, hay que filtrar los tracks, porque igual son muy endureros o hay mucha carretera. Así que me echo una semana en el sitio y trabajo con los tracks que me han facilitado y los que yo he recopilado. Se trata de adaptarlos al concepto Xtrem. A nuestro público. Para que todas las motos puedan acceder al trazado.”
El respeto por el entorno. Con el Ayuntamiento involucrado y los tracks perfilados, llega el momento de realizar los trámites administrativos necesarios para disponer de los permisos y licencias que una prueba de estas características requiere. “Cuando ya tenemos los tracks se los pasamos a Medio Ambiente y ellos aceptan o corrigen lo que tengan a bien. Me facilitan las alternativas o me preguntan qué alternativas veo para estudiarlas… y si puede hacerse por caminos, pues bien, y si no, pues nos salimos al asfalto, que para una moto trail no es problema.” Fernando se muestra muy satisfecho de la relación que mantiene con la administración, con algún ejemplo concreto: “hacía muchos años que un águila no venía a España, y ese mismo fin de semana había anidado en una zona por la que pasábamos. Medio Ambiente nos comunicó que la tendríamos que evitar, y así lo hicimos”, atendiendo todos y cada uno de los requerimientos en aras del entorno y el deporte.
Logística sobre el terreno. La organización cuenta con dos ambulancias 4×4 y con los efectivos de Protección Civil que el ayuntamiento pone a su disposición, garantizando así la asistencia en todo el recorrido. Además hacen uso de tres vehículos 4×4 y cinco motos “que suelen ser gente del mismo municipio que se conoce el terreno”. Tanto por motivos de asistencia a los pilotos como para evitar que los participantes puedan rodar por zonas que han sido excluidas del recorrido a instancia de la administración, Fernando y su equipo sitúan estos vehículos en puntos estratégicos: “sobre todo en los accesos a las zonas sensibles que Medio Ambiente nos ha comunicado, para asegurarnos que nadie entre, o en sitios donde sé que las motos más grandes puedan necesitar un empujón.”
La seguridad de los pilotos. Durante el transcurso de la prueba todos los pilotos permanecen localizados por la organización, vía satélite. “Los tengo monitorizados con una baliza de seguimiento en todo momento. Así no se me pierde nadie. Cada veinte segundos se refresca la pantalla y sé dónde está cada uno de los participantes.” Al igual que los propios vehículos sanitarios y de asistencia que “en caso de tener que acceder a algún sitio, yo mismo los voy guiando, porque también los tengo monitorizados.” Además “las balizas cuentan con un botón SOS”, nos puntualiza Fernando.
La seguridad en la navegación. El roadbook que los participantes tendrán que navegar se realiza en base a los tracks que previamente han sido aprobados por la administración competente. Fernando nos apunta algunas de las indicaciones más importantes en materia de seguridad que habitualmente aparecen en sus roadbooks, tanto para el entorno como para los propios pilotos. “Señalamos los límites de velocidad con las mismas indicaciones DZ –inicio del límite- y FZ –fin del límite-, que se utilizan en el Dakar, en poblaciones o en los entornos de los cortijos donde los pilotos se pueden encontrar con animales o vehículos agrícolas. También señalizamos los peligros que los participantes se puedan encontrar en el propio trazado, en tres niveles de dificultad (!),(!!),(!!!), para que así aminoren la marcha. Digamos que ante un peligro (!!!), prácticamente se deberían parar.” Llegando a extremar las alertas y facilitando al máximo la comprensión del roadbook en las zonas naturales más sensibles. Así, si en circunstancias normales el organizador intenta forzar al piloto a una mayor concentración dificultando la navegación, en estos casos Fernando opta por aumentar la cantidad de referencias e indicaciones en el sentido opuesto, asegurándose de que ningún participante se desvíe del trazado ideal: “Cuando estamos en los entornos de Doñana, por ejemplo, las viñetas van indicadas para que el participante sepa que está en una zona sensible para no salirse del camino. Esas viñetas son muy exactas para que nadie se pierda”.
El día antes de cada evento y ante todos los pilotos, se realiza un briefing en el que la organización pone en conocimiento de los asistentes “cualquier modificación del Roadbook o avisos de los que me haya pasado Medio Ambiente y hago mucho hincapié en que esto no es una competición de velocidad, que intenten ayudarse entre compañeros y que vuelvan todos.”
Acabada la prueba. La organización no siempre tiene conocimiento de todas las incidencias que puedan haber ocurrido durante tantas horas y tan amplia extensión de terreno abarcada, si no han sido comunicadas directamente por los participantes. Con la intención de asegurarse de que no ha habido desperfectos y que la prueba ha discurrido con el nivel de calidad y respeto al que Fernando aspira: “Al día siguiente mi mujer y yo con un 4×4 vemos las zonas donde pudiera haber algún tipo de problema. Donde sé que hay puertas que deben estar cerradas o donde haya podido pasar algo. No hago el trazado completo, pero sé los puntos en los que varios pilotos se han reunido, igual a tomar una barrita o porque realmente ha ocurrido algo. Además me paso por la gasolinera, hablo con la gente para ver qué tal ha ido todo… y como voy con el logo de la Xtrem, si alguien de la zona ha visto algo, viene y me cuenta.”
Impacto en la economía local. Fernando se muestra muy satisfecho por la buena acogida del campeonato en los distintos municipios en los que se ha celebrado. “Busco municipios pequeños, que se muevan entre los cinco mil y los quince mil habitantes, en los que vamos a tirar mucho del alojamiento rural. Lo habitual es tener entre 140 y 170 participantes en cada prueba, pudiendo llegar a los 200. Es habitual que todas las plaza hoteleras del pueblo queden cubiertas y luego, las casas rurales… va dependiendo de la oferta ¡claro!. En las localidades más pequeñas también se acaban beneficiando los municipios limítrofes. Los organizadores también nos alojamos en una casa de turismo rural. Me gusta fomentar la convivencia y el turismo en el municipio.” Y nos cuenta que en muchas ocasiones los pilotos no vienen solos: “También los hay que se mueven en autocaravana. De hecho en Pozoblanco había 19, así que muchos también vienen con sus familias. Me conozco más a algunos hijos que se quedan por el paddock que a sus propios padres” nos confiesa Fernando entre risas, afirmando que “los habituales ya somos una gran familia”.